El pásado sábado, cuándo solo llevaba dos días y medio aquí, estaba que me subía por las paredes, pues las novedades se acabaron pronto. En Benediktbeuern puedes disfrutar de la naturaleza, pero no de grandes centros comerciales y calles transitadas de gente, aquí de momento solo me puedo mover por el recinto de Aktionszentrum, además cuando hace tanto frío salir a la calle no motiva y eso no lo he asimilado todavía pues en Alicante siempre se puede pasear y quedar con los amigos y aquí eso todavía es un trabajo por hacer. Alize, la voluntaria italiana que también trabaja en Aktionszentrum, me llevó a pasear por el pueblo, pero como quien dice son cuatro casas, eso sí, con mucho encanto.
Así que... fuera miedos y, como no tenía con quien marchar, ni corto ni perezoso me planté en la estación de tren que hay justo a la salida del claustro y allí (gracias a dios) me encontré con una buena Frau (señora) que me explicó como funcionaba la máquina que vende los tickets de tren. Aquí uno tiene que olvidarse del simpático funcionario al que le dices tu destino y el horario del tren que quieres coger. Aquí hay máquinas con ¡numeritos! Para mayor facilidad decidí dejarme el diccionario en el albergue, por aquello de que la mochila no me pesara un quintal, pues ya tenía bastante con el abrigo, la cámara de fotos, la biblia del viajero (la guía de Alemania de Lonely Planet) y un paraguas que metí dentro como compañeros de viaje. Allá que me planté delante de la máquina y oye "Ich verstehe nicht" (no entiendo na de na) así que me giré y allí estaba ella y le dije "Hallo!Entschuldigung, Können sie mir helfen?" (Hola!Disculpe me puede ayudar... espero que esté bien escrito) el caso es que la señora me entendió y me ayudó a comprar el billete de tren, incluso me puso dinero porque no tenía suelto y la máquina no tenía cambio y no me cogía el billete. Con gestos y palabras conseguí entender algunas cosas como Hin/Züruck (ida y vuelta), hay que ver lo que se aprende cuando uno está "solo ante el peligro" :). Bueno durante el viaje la señora me daba conversación, con muchísima paciencia y me indicó donde debía bajar, donde subir, porque tenía que hacer transbordo. El caso es, que lo conseguí, llegué a München. El tiempo acompañaba, y me dejé llevar por mi buen sentido de la orientación al salir de la Hauptbahnhof, cogí la calle de la salida principal todo recto y llegué a Karlsplatz y un poquito más adelante, tras la amplia avenida comercial estaba Marienplatz, impresionante el ayuntamiento de fachada gótica con un bonito reloj adornado por un carrillón que a las 11 y 12 de la mañana y 17 horas de la tarde toca las campanas, mientras los muñecos bailan una danza que por lo que he podido leer en la guía lonely planet se realiza para celebrar la desaparición de una epidemia de peste que en el siglo XIV azotó la ciudad durante 150 años, cuando comenzó a desaparecer los Schäffler (toneleros) iniciaron esta danza que juraron bailar cada siete años siempre que la ciudad no sufriera nuevos brotes y son las figuritas las que la representan cada día.
Seguí caminando por la ciudad viendo monumentos, el Englischer Garten, el Parlamento Bávaro y otras esculturas y edificios que no puedo nombrar pues es lo malo de no llevar un guía, pero visitar la ciudad mereció la pena, pues es muy bonita y con la cámara de fotos me entretuve haciendo fotos, el casco antiguo estaba lleno de turistas. Me sorprendió la Maximilianstrasse, cuando tomaba la dirección de la calle me llamaba la atención la cantidad de coches de lujo que pasaban por mi lado,: Mercedes, BMW y Audi, como en una procesión, y al acercarme poco más que flipé al ver los escaparates de tiendas como Gucci, Chanel, Valentino, Dior... mmmm sin pasta que van los muniqueses. El caso es que incluso tuve tiempo de visitar a una amiga que vive allí, lo descubrí por facebook y en su hora libre del trabajo estuve comiendo con ella. La tarde la dediqué a visitar la parte del palacio de Residenz pero el tiempo cambió, de repente se nubló y comenzo a chispear, una lluvía molesta, después de haber estado todo el día caminando decidí que lo mejor sería volver, así que me dirigí a la estación con la tabla de horarios que la señora me dió y no me costó nada encontrar el tren, así acabó mi primera visita a Munich porque espero poder volver pronto, puer dejé muchas cosas interesantes por ver como el Deutches Museum.
Tengo que decir que el tema de los billetes de tren, también es algo que me deja un poco descolocado, el billete me costó poco menos de 23 euros, para una hora de viaje, lo cual no me parece barato, eso es un billete individual de ida y vuelta. Pero resulta que si compras un billete en grupo de 2 a 5 personas, además de ser más barato, lo tienes que partir entre 2 y la diferencia de precio es alrededor de los 7 euros para una persona. Una pena... no tener con quien compartir los viajes.
Para la próxima vez que escriba os enseñaré mi cuarto nuevo y como es la vida dentro de Aztionszentrum. Saludos a todos los que os interesaís por mi y mi SVE.
Marienplatz
